Lunes 29 de marzo del 2010

PREPAREN

Harapientos, semidesnudos y sin recato alguno, con la plena convicción de obtener un “pesito” para seguir derrochando poco a poco otro cachito de vida a través de su único sostén para el cuerpo y el alma: un cuartito de alcohol de caña, de ese de 96º, mejor conocido como el del tapón rojo, claro está, sin afán de albur…
Deambulan por las calles, parques y jardines de los cinturones de miseria del Centro Histórico, por La Merced o en el barrio bravo de Tepito, conforman el ejército del “escuadrón de la muerte”: juntos para morir igual. Se acompañan del mejor amigo del hombre, perros callejeros sin hogar, sin hembra y sin dinero. Camicaces tal vez, realizan sus necesidades fisiológicas a plena luz del día, y en donde les plazca. Son casi inmunes a todo tipo de enfermedades. Para algunos representan el atraso de toda sociedad del denominado, Tercer Mundo.
Son parte del equipo colectivo citadino, favorecen y recrean la vida cotidiana de los grupos sociales callejeros que abundan en este Distrito Federal, la Ciudad de la Esperanza. Se agrupan, y como en toda tribu social, existen lideres que hacen sentir su domino. Desparpajados con la panza de fuera, chamagosos o barbones esperan que les “chifle” el sol para levantarse a comenzar su día.
También son conocidos como “teporochos” por su excesivo consumo de alcohol en esa área del Centro Histórico, allá por La Merced, sitio donde las bebidas alcohólicas están más disponibles que en el resto de la capital puesto que se caracteriza por una alta concentración de tiendas que venden alcohol al menudeo. Según cifras oficiales existen más de 607 tiendas donde se vende alcohol, aproximadamente una por calle. Las bebidas alcohólicas que no tienen un registro oficial también se venden en estas tiendas en botellas recicladas o en embaces que los “camicaces” recogen de la calle.
Se identifican 174 grupos de bebedores; de ellos, 107 están integrados por los conocidos “teporochos”, mientras que 41 son individuos que trabajan como cargadores y diableros.
¿Por qué se les denomina “teporochos”?
Desde la década de los cincuenta cuando los bebedores más pobres podían comprar infusiones de hierbas (té) con alcohol por ocho centavos. Ante la gran demanda los vendedores ofertaban tres por ocho centavos, es decir, “té por 8” y así llegaban a comprar me da “té por ocho centavos”. Se caracterizan por el aspecto de abandono total de su persona y por organizar su vida en torno al alcohol, principalmente de 96º, ya que éste presenta varias ventajas: su alta concentración de etanol, se vende fácilmente y es muy económico.
“El escuadrón de la muerte”, juntos para morir. Se definen como los desahuciados, los que sólo damos problemas a la sociedad, los que ya no tenemos esperanza de nada ni servimos para nada. “Talonean” para conseguir alcohol, y generalmente lo hacen vendiendo chicles, cargando bultos, pidiendo limosna, vigilando coches; casi todos ellos ejercieron algún oficio albañiles, mecánicos, choferes, y en su mayoría son originarios de la provincia mexicana.
Algunos parques, como el de La Soledad, Loreto, San Sebastián y Santísima, entre otros, sirven de alojamiento tanto a alcohólicos como a usuarios de otras substancias, especialmente de inhalables. Los edificios viejos y abandonados ubicados en el Centro Histórico también sirven de alojamiento para algunos bebedores crónicos.
Por desgracia, ya surgió otro grupo pero del escuadrón de la muerte pero de cuello blanco, es decir, son jóvenes bien vestidos, pero se le puede apreciar que Ahora en la Zona Rosa es muy común ver a jóvenes que salen de los antros con su “mona” (paño húmedo con activo).

APUNTEN

En Gustavo A. Madero las verificaciones a giros mercantiles que se han realizado durante la presente administración están plenamente soportadas por los principios que marca la ley, y son resultado de las denuncias vecinales que se quejan de la manera irregular con la que operan estos negocios, según argumentó El Jefe Delegacional, Víctor Hugo Lobo.
Los operativos se llevan a cabo bajo los ordenamientos establecidos, con el propósito de garantizar que los giros mercantiles cumplan con todos los requisitos de ley y con ello ofrecer mejores condiciones de seguridad para los usuarios, trabajadores y vecinos.
Hasta la fecha se han realizado 125 verificaciones que han dado como resultado 62 suspensiones temporales de actividades por carecer de las normas de seguridad previstas por la ley de establecimientos mercantiles vigente para el Distrito Federal.

FUEGO

¿Narco mantas en la capital? Hasta la próxima, con más casos En la Mira...

Viernes 26 de marzo del 2010

PREPAREN

Además de ser homónima del amigo de los niños… Chabela goza del afecto de los pequeñitos, de los jóvenes y de uno que otro viejo que todos los días se dan cita en su domicilio justo al caer la tarde por esa zona del barrio de Apatlaco en las inmediaciones de Iztapalapa.
Cuando el sol comienza a ocultarse inicia el trajinar de chiquillos y jovencitos que se dan cita en la casa de Chabela que se ubica en la calle de Sierra Nevada sin número, casi esquina con el Eje 5 desde hace más de dos años entre risas y gritos de niños los atiende como se merecen, es decir, les ofrece de todo tipo de “productos” que van desde la mariguana, “tachas”, “grapas”, activo, hasta el famoso crack a módicos precios.
Entrada la noche, como zombis inician una especie de rito… Comienzan a brincar y se empujan, se insultan forman un circulo virtual, y mientras las vecinas cruzan por ahí las insultan y hasta las atracan a mano armada, así como con armas punzo cortantes.
Pese a la molestia de los vecinos que no han podido con Chabela y su familia debido a que según los quejosos está conectada con algún “padrino” que purga una sentencia en el Reclusorio Preventivo Norte, y además es increíble que en más de dos años, la autoridad no se percata de la presencia de al menos una veintena de niños y jóvenes completamente drogaos que escandalizan diario en esa calle.
De pronto, aseguran es muy frecuente ver dos patrullas de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) capitalina del Sector estacionadas a unos cuantos metros del lugar pero sólo observan el movimiento, y aunque algunos habitantes se atreven a solicitar su intervención sólo se miran las caras, pero jamás hacen nada por parar esa masacre que realiza la “amiga de los niños…” al envenenarlos día a día.
En las pocas ocasiones en que los vecinos se han atrevido a cuestionarla sobre sus “amigos”, la respuesta es muy concreta Chabela asegura que imparte algunas técnicas a los niños y jóvenes en su casa sobre el arte del Grafiti, organiza algunos talleres en los que enseña nuevas técnicas, por lo que sus alumnos en ocasiones han sido sorprendidos manchando las paredes en plena vía pública.
Aunque los quejosos han acudió hasta la delegación política para iniciar sus denuncias correspondientes, a través de las líneas de las telefónicas para la denuncia anónima, lo cierto es que de forma increíble no pasa absolutamente nada.
Sabemos que el narcomenudeo o comercio de drogas ilícitas en pequeña escala, es una actividad ilícita originada con la prohibición de las drogas, a principios del siglo XX. Dicha prohibición y los intentos de controlarlas mediante leyes coinciden con la secularización de las prácticas culturales y la organización urbana de la vida social.
La justificación del control se basó, principalmente, en dos perspectivas: la económica y la médica. En México, la perspectiva médica tuvo mayor peso en el debate sobre la legislación antidroga.

APUNTEN

Un ensayo de actualidad, necesario y útil para ilustrar el debate legislativo sobre uno de los temas que más a la sociedad mexicana: el combate la delito del secuestro.
En el libro Nueva Política Criminal para el Combate del Delito de Secuestro, el ex procurador de justicia del Distrito Federal, Rodolfo Félix Cárdenas ofrece un documento de análisis para la discusión de la reforma legal de una Ley General para Prevenir y Sancionar el Delito de Secuestro.
Este ensayo fue presentado anoche en el auditorio de la Escuela Libre de Derecho y contó con la asistencia de Luis de la Barreda, Wilfrido Robledo e Isabel Miranda de Wallas.

FUEGO

¿Podría ser donada la ropa “pirata” a los pobladores de las regiones más pobres del país, en lugar de ser destruida? Hasta la próxima, con más casos En la Mira...

Sin fecha

PREPAREN

Jamás imaginó que un pleito de niñas, con una de sus primitas, se convertiría en el parte aguas para el resto de sus días. Cuando Mónica le advirtió a Araceli que la acusaría con su papá, sólo sonrío, y a pesar de su corta edad, en un tono burlón le respondió: “para que te lo sepas, él no es tu verdadero padre, escuche a tu mamá cuando le confesó toda la verdad a mi mami, en medio de un mar de lágrimas…”
Así transcurrió la tragedia en la vida de Mónica, y que la marcaría para siempre fue entonces que al cumplir los 11 años, escapó de su casa, esos tres largos meses en los que vago por las calles le provocaron aún más trastornos mentales. Una vez que su madre la halló, y tras la “tunda” que le dio hizo que volviera, pero estaba muy consciente de que ya no era la misma. Y así fue, en la calle aprendió y experimentó de todo, recibió maltratos, vejaciones y ataque de todo tipo, su vida dio un giro de 360 grados, por lo que jamás pudo contener esos pensamientos que la acosaban y se apoderaban de ella.
A unos cuantos días de que cumpliera los 15 años, su madre pretendió hablar con ella de mujer a mujer, y entonces salió a relucir el tema prohibido, qué paso con su verdadero padre. Las abandonó cuando Mónica tenía 3 años, el motivo obedeció a que una ocasión la sorprendió en un desliz amoroso que tuvo con un amigo, por lo que se marchó de la casa para siempre.
Entonces conoció a Raúl, y decidió juntarse para que se hiciera cargo de sus hijas fue así que conoció la verdadera historia de su vida que siempre representó un tabú para su madre. Rápidamente, por la mente de Mónica revivió uno de sus recuerdos que jamás logró superar, justo el momento en que su padrastro abuso de ella, y luego de amenazarla logró que ella guardara silencio.
Ahora estaba más inquieta que nunca, sólo espero cumplir la mayoría de edad, para escapar de una vez por todas de sus traumas. Se casó con Mario, quien no podía darle una vida desahogada pues la paga que recibía por la jornada laboral a bordo del microbús de la Ruta-11, apenas les daba para sobrevivir. Consiguió un empleo rápidamente ahí le iba mejor que a su esposo, y ante ese panorama ella se hacía cargo de todos los gastos de la casa, hasta que nació su hija.
Un buen día, y luego de que un joven le despertó algún sentimiento, siete años después repitió su conducta de abandonar su casa, pero esta vez ya con una hija que le dejó a su marido, se fue y se acomodó en un departamento en el Campamento 2 de Octubre. Ahí día y noche permanecía pegada al alcohol y las drogas. Sus fuerzas duraron coincidentemente tres meses, como si su mente estaría programada, Mario logró reconciliarse, pero ella le puso condiciones pues no volvería a la miseria en la que pretendió refugiarse después del infierno que vivía al lado de su madre.
Como por arte de magia comenzó a llegar la prosperidad a casa, Mario dejó el microbús, para convertirse en “empresario” pues vendía autos usados, se asoció con dos amigos y montaron una “empresa”, bajo la amenaza latente de Mónica de que en caso que volviera la pobreza, se iría definitivamente. Rápidamente compró casa, autos último modelo, hasta le puso servidumbre, luego nació su hijo.
De pronto, una patrulla de la policía judicial capitalina se apostó en las inmediaciones de su casa, se sabe que pasaban por “lo suyo”, hasta que una buena vez Mónica recibió una llamada telefónica urgente, era Mario tenía que “bailar” con 350 mil pesos o de lo contrario sería refundido en la cárcel debido a que la policía “lo puso”, y entonces se le acusaba por la comisión de los delitos de compra-venta de autos robados.
Hoy en día Mónica se la pasa en la “fiesta” día y noche, coleccionando hombres y hasta mujeres, lo peor de todo que bajo la anuencia de su marido al que le advierte: tienes algún problema, ¿no?, más te vale, o ¿quieres que me vaya…?

APUNTEN

Ya pasaron noventa días del nombramiento del almirante Wilfrido Robledo Madrid como director de la Policía Federal Ministerial de la PGR, y hasta el momento no se le ha visto participar en las acciones conjuntas contra el crimen organizado, tampoco su nombre ha sonado en los medios informativos.
El motivo por el que ha sido ensombrecido, obedecería al parentesco que aseguran, tiene con el ex gobernador de Quintana Roo, Mario Villanueva, al quien de alguna manera habría brindado apoyo debido a su situación jurídica. Desde el 17 de diciembre pasado, cuando recibió de manos del titular de la PGR, Arturo Chávez, su nombramiento, no se le ha dado difusión alguna a sus tareas anticrimen. Así, la presencia de la Policía Federal Ministerial es prácticamente nula a pesar que constitucionalmente es la encargada de investigar, perseguir y detener a los delincuentes que atentan contra la Federación.

FUEGO

¿Se augura un verdadero control del narcotráfico? Hasta la próxima, con más casos En la Mira...

Miércoles 24 de marzo del 2010

PREPAREN

Hacía apenas 72 horas que Fulgencio aún se ostentaba como un elemento de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) capitalina, pero ahora cruzaba la puerta de la dimensión desconocida del inframundo del crimen, y pasaba a ser parte de la población del Reclusorio Preventivo Norte, al ser acusado de la comisión en el delito de ataque sexual, que hoy es equiparable a violación.
Primero, llegó al área de ingreso donde ese mismo día “toco” el piano, le tomaron todas sus huellas dactilares, después la foto de rigor, tanto de frente y como de perfil pero con la espalda bien erecta para poder mostrar su estatura en la regla pintada en la pared de concreto.
Luego ingresó al Centro de Observación y Clasificación (COC), donde fue interrogado por una trabajadora social, después se le aplicaron los estudios sicológicos en cuyo resultado arrojó, que por desgracia sí era apto para convivir con los demás reos.
Luego un custodio lo llevó por los pasillos que van a dar a los dormitorios, ahí como por arte de magia ya lo esperaba un “estafeta”, era interno al servicio directo de la “mamá”, que el privilegiado que controla todo movimiento al interior de ese penal.
En sus manos ya tenía todas y cada uno de los datos de Fulgencio, su nombre, edad, estado civil, familia, delito, etcétera, y en esta ocasión le tocó a “Gustambo”, un custodio obeso color de un tambo de lámina oxidada, convertirse en su verdugo.
“Gustambo”, era güero de piel rojiza, parecida a la de esos “puerqueros” que arrían cerdos en varios lados de provincia. Su uniforme lucía desaliñado y muy apretado, incluso la camisola amenazaba con dar en cualquier momento un “botonazo”, además que sus botas permanecían desabrochadas y su cabeza lucía un casquete corto.
-¡Órale cabrones, hay les va un pitufo!, gritó.
Eso llamó la atención de los presos del dormitorio, el que para su desgracia estaba ocupado por aproximadamente 30 internos, aún cuando sus medidas no rebasaban los tres por tres metros cuadrados. A cada lado había bien distribuidos tres camarotes, en ellos descansaban los más violentos y respetados.
En contraste, en el piso, pegados de espalda, dormitaban otros, pero los más desfavorecidos de Dios se encontraban atados a los barrotes, así pernoctaban de pié todos los días, y aguardaban alguna orden de sus jefes. Los olores causados por la transpiración de tantos hombres le daban un toque nauseabundo al lugar, pues eran más de tres decenas de almas en un estrecho espació de hacinamiento.
De la mente de Fulgencio se apoderaron pensamientos de angustia y terror, sentía más temor que cuando participaba en algún enfrentamiento en las peores zonas de la capital quizá Tepito, las colonias Morelos, Vicente Guerrero, o La Marranera. Ahí estaba otra vez esa sustancia que secreta el cuerpo en situaciones de alerta por las glándulas suprarrenales. Pobre jamás imaginó lo que le esperaba…
Había gritos, silbidos y golpeteo de palos en los barrotes que lo intimidaron rápidamente, ya para entonces estaba bañado en abundante sudor, con la miraba extraviada, toda vez que por su mente corrían esa frase que muchas ocasiones escuchó decir de los viejos policías, que ahí dentro es peor que el mismo infierno, y que a los “violines”, con se les dice a los violadores, les aplican la ley del Talión, el ojo por ojo y diente por diente.
“¡Esta noche, cena para Pancho!, “¡Ja-ja- ja-ja!”, reían los reos, y a pesar de lo pequeño de la celda, increíblemente se abrió un espacio en medio para que Fulgencio comenzara a bailar, al tiempo que con unas “puntas” filosas le picaban las nalgas, pues bajo los efectos de la cocaína, los chochos, la marihuana y hasta del activo el ambiente estaba al rojo vivo.
Una voz que retumbaba en las paredes del pequeño dormitorio obligó a la concurrencia a guardar silencio: “¡Bilé, bilé, bilé!”, gritaban… ya sólo esperaban que el más depravado de todos exigiera su turno, y diera paso al “ojo por ojo”.

APUNTEN

Lo captado por los sentidos del fotógrafo mexicano Willy Sousa, en una invitación a la reconciliación con nuestro país, ello a través de miles de fotografías que muestran cada uno de los temas que conforman nuestra cultura, nuestro pueblo y nuestros símbolos patrios.
Nuestros sentidos, nuestra identidad, la pertenencia de todos los mexicanos, representan un espejo donde nos podemos asomar, y donde surge la esencia de nuestra idiosincrasia. La exposición se encuentra en el monumental museo levantado en la plancha del Zócalo capitalino, y son exhibidos dos documentales del maestro Villalpando.

FUEGO

Surgen los primeros abusos en las revisiones a automotores por parte de la policía. Hasta la próxima, con más casos En la Mira...