Viernes 12 de marzo del 2010

PREPAREN

Sufrió la humillación, maltrato y la violación de sus garantías individuales por parte de la autoridad judicial durante 16 largos años, al ser sujeto a un proceso penal por el delito de despojo, que no grave, pero por el cual pisó la cárcel, y aún cuando alcanzó su libertad bajo caución se vio obligado durante todo ese tiempo a estampar su firma en el libro de registros de un juzgado del Reclusorio Preventivo Sur.
Y es que según el Código Penal del Distrito Federal, en caso de habérsele comprobarse su culpabilidad por la acusación, sólo debería haber alcanzado una pena de 6 meses a 5 años de prisión. Pero se dio el caso, que pasaron 16 años para que el Juez 2 en Materia Penal lo absolviera, bajo el argumento de que el ministerio público no le pudo comprobar absolutamente nada en el expediente número 256/2005.
Desesperado al verse vulnerado en lo más sagrado que es la libertad de todo ser humano, y debido a que sólo defendió su patrimonio, un departamento ubicado en la Avenida Universidad 1939 de la Colonia Copilco Universidad, Delegación Coyoacan, el afectado Justo Ortego Ezquerro tomó la decisión más drástica de su vida: renunciar al juramento de Hipócrates para asumir el Decálogo del Abogado.
Durante cuatro años ininterrumpidos, el cirujano Ortego Ezquerro asistió al Sistema Abierto de la carrera de Derecho Penal en la Facultad de Derecho de la UNAM, entre 1991 y 1994. Ahí puso todo su empeño, y sirvió de ejemplo de varios estudiantes regulares, hasta que aprendió la aplicación de las leyes.
Se defendió como gato, y entonces como sucede muchas veces, la realidad superó la ficción en esa pesadilla de la que pensó jamás despertaría, y de la que estuvo a punto de tener un horrendo fin con motivo de la causa penal 13/90 del Juzgado 62 en Materia Penal del Reclusorio Preventivo Sur.
Lo peor del caso, es que 20 años después la pesadilla aún continúa, pues todo fue operado en 1989 por el entonces jefe de la Policía Judicial del Distrito Federal, León Teutli, pues su viuda sigue aferrada a través de intimidaciones y agresiones físicas a tener ese inmueble, le han roto los cristales y le apedrean su puerta.
Ese ex jefe policial quería adueñarse del departamento 501, ello a través de muchas triquiñuelas para pretender despojar al “doctor-abogado”, aún cuando jamás presentaron documento alguno, ni firmas, nada.
Ante la autoridad, éste presentó un documento apócrifo de arrendamiento con fecha 16 de febrero de 1972, mismo que no contaban con registros, firmas y sellos oficiales, por eso era considerado apócrifo.
Con la ley en la mano promovió cantidad de amparos, ese caso pasó por las manos de 12 jueces, e incluso uno de apellido Santana, quien quería cerrar instrucción, hasta que el juez 65 de apellido Velazco, lo retó a golpes.
Se sabe, se violaron los artículos 14, 16, 17, 20 y 21 del Código Penal del Distrito Federal, que habla sobre las garantías individuales de los imputados, eso fue durante el tiempo que firmó todo los lunes ese libro del registro, fueron 830 semanas, es decir, 16 años. Eso equivaldría a cuatro sentencias cumplidas por un mismo delito, ello si se toma en cuenta que la penalidad va de los 6 meses a los 5 años de prisión.

APUNTEN

Qué el pasado viernes antes de abandonar su oficina, el entonces Subprocurador de Averiguaciones Previas Centrales de la PGJDF, habría ordenado sacar varios documentos previamente triturados, en enormes bolsas de plástico de color negro que llevaban personas de su confianza.
Dichos bultos fueron metidos a dos patrullas sin balizar de la corporación, y entonces habrían sido llevado a un lugar en el que se supone iban a ser destruidos por el fuego.
Otro de los cambios que se avecinan, sería el del Oficial Mayor de la PGJDF, quien sería sustituido por el secretario particular del titular de Miguel Ángel Mancera, de apellido Cerna.

FUEGO

¿Movilizaciones de custodios en el Zócalo para apoyar a sus compañeros consignados por la doble fuga en el Reno? Hasta la próxima, con más casos En la Mira…

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